Tener las manos ocupadas con una pelota antiestrés u otros objetos,reduce las ocasiones en que nos tocamos la cara. Obviamente, no hay que olvidar limpiar y desinfectar periódicamente esos objetos.
Conviene hacer una pausa durante el día para identificar los comportamientos compulsivos. Una vez que tenemos más conciencia de cuándo y por qué nos tocamos la cara, atacar la causa original puede ser una solución eficaz.
EJ: Si descubrimos que nos restregamos los ojo porque están secos, usemos gotas oftálmicas para humectarlos.
Cuando tengamos el impulso de rascarnos por una picazón, frotarnos la nariz o acomodarnos los anteojos, tomemos un pañuelo de papel y usemos eso en lugar de los dedos.
Nuestra recomendación general sería que las personas traten de reducir el estrés,en lugar de preocuparse obsesivamente por lo que tocan. El estrés impacta en el sistema inmune, cuanto más estresados estamos, más reducimos la capacidad del cuerpo para luchar contra las infecciones
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